El Ducado de Milán fue una de las capitales más importantes de los siglos XV y XVI en Europa, cuando vivió una fértil temporada artística con la llegada de diferentes artistas del Humanismo. Una lista de lugares para descubrir el Renacimiento en Milán.
Cuando se piensa en el Renacimiento se piensa en la Toscana. Sin embargo, la ciudad de Milán se convirtió en una de las principales capitales artísticas de Italia durante los siglos XV y XVI: se realizaron numerosas obras (algunos de estos edificios siguen aún en pie) y llegaron numerosos exponentes del Renacimiento, que junto a los artistas locales le dieron vida a un centro cultural y económico sorprendente que ha resistido hasta el día de hoy.
Para descubrir este legado, te propongo una lista de lugares para disfrutar del arte del Renacimiento en Milán:
La última Cena de Leonardo da Vinci
La era de oro del Renacimiento en Milán llegó de la mano de Leonardo da Vinci, quien vivió casi 20 años en esta ciudad. El fresco de La Última Cena es sin dudas su obra más destacada.
La pintura mural, realizada en el refectorio de la Iglesia de Santa Maria delle Grazie, entre 1493 y 1498, es considerada uno de los legados más importantes de la historia del arte universal.
Pero el Milán de da Vinci incluye además otros lugares, obras y objetos, como la recientemente inaugurada Sala delle Asse, en el museo del Castillo Sforzesco; Retrato de un Músico, el único cuadro de Leonardo en la ciudad, o el Código Atlante, ambos ubicados en la Pinacoteca Ambrosiana.
Iglesia Santa Maria delle Grazie
La basílica que fue construida entre 1463 y 1497 con el arquitecto Guiniforte Solari, forma parte del mismo complejo donde se encuentra la Última Cena de Leonardo y es una de las arquitecturas renacentistas más reconocibles de la ciudad.
Con la idea de que sea su mausoleo, el duque Ludovico el Moro Sforza contrata a Leonardo para realizar la obra en el refectorio, y a Donato Bramante, el arquitecto ducal, para que se encargue de remodelar la iglesia.
Bramante diseña la nueva tribuna, inspirada en la Sacristía Vieja de Brunelleschi en San Lorenzo de Florencia, y dota a la iglesia de toda una nueva estética renacentista. Cuando se la visita, si se presta atención, se ven claramente como conviven las dos iglesias: la original, y la parte nueva del Bramante.
La Viña de Leonardo
Este viñedo se lo regaló a Leonardo en 1498, el duque Sforza y alrededor corren varias leyendas que envuelven al genio y sus obras. El terreno fue plantado y cultivado al fondo de la Casa degli Atellani, hoy convertido en museo, en un lugar destinado a ser el barrio residencial de los hombres allegados al duque.
En abril de 1500, las tropas del rey de Francia derrotaron y encarcelaron a Moro, y Leonardo también abandonó Milán, sin dejar de cuidar su viñedo. Lo recuperó cuando los franceses lo confiscaron, y en su lecho de muerte, en 1519, lo mencionó en su testamento, dejando una parte a un criado y otra a su alumno favorito Gia Giacomo Caprotti, conocido como Il Salaì.
Los departamentos son un vivo ejemplo de una morada residencial de época, y fueron restaurados por grandes artistas italianos, luego de los bombardeos de la II Guerra Mundial.
Iglesia Santa Maria presso San Sátiro
Esta iglesia se encuentra en una pequeña plaza al inicio de Via Torino, a pocos pasos del Duomo. Construida entre 1478 y 1518 y su nombre se inspira en una pequeña capilla del siglo IX dedicada a San Satiro, incorporada posteriormente al complejo.
A pedido del Duque, Bramante construye un falso coro: una pintura que simula un coro monumental, una estratagema necesaria porque había otros edificios detrás del crucero de la iglesia y no había espacio para ampliar el edificio.
Donato Bramante resolvió el problema creando, en un espacio de sólo 97 centímetros de profundidad, una obra que, utilizando sólo la perspectiva, era capaz de simular el coro, completado con una bóveda artesonada, dando la ilusión de un espacio mucho más profundo de lo que realmente es.
La iglesia también alberga la Sacristía de Bramante y el Sacellum de San Sátiro, que contiene una de las obras maestras de la escultura del Renacimiento lombardo, la extraordinaria Piedad de Agostino de’ Fondulis.
San Maurizio al Monastero Maggiore
La construcción de esta iglesia data del 1503 y se terminó muy poco tiempo después, en 1509. En su interior se pueden admirar algunas obras maestras del Renacimiento lombardo que algunos llaman enfáticamente la “Capilla Sixtina de Milán“.
Entre las obras más destacadas está el Aula dei Fedeli con frescos de Bernardino Luini, la Capilla de San Juan Bautista pintada al fresco alrededor de 1545 por Evangelista Luini; la Capilla de Santa Catalina de Alejandría con decoraciones de Bernardino Luini y la espléndida Aula delle Monache, la primera sala de la iglesia que se pintó al fresco en la década de 1510 con obras de Vincenzo Foppa y Giovanni Antonio Boltraffio, que se completó unos años más tarde con frescos de Bernardino Luini.
Castillo Sforzesco
Si bien el Castillo original fue construido durante el siglo XIV, durante la dinastía Sforza sufrió varias modificaciones y adiciones, entre las que destaca la famosa Torre del Filarete, la torre principal del Castello Sforzesco.
Construida en la segunda mitad del siglo XV por Antonio di Pietro Averlino, conocido como Filarete, marcó el periodo en el que el castillo pasó de ser una fortificación a ser el centro de la corte del Ducado de Milán.
Dentro del castillo hoy se albergan más de 10 museos, donde se pueden visitar obras de los más destacados artistas lombardos del Renacimiento como Bernardino Zenale, Bernardino Butinone, el propio Leonardo o Miguel Ángel Buonarroti.
En uno de los museos se puede conocer justamente La piedad Rondanini, la última obra de Michelangelo, en la cual trabajó hasta su muerte. Fue comprada por el Comune de Milán en 1952, aunque su historia no está ligada a la ciudad.
Basílica de San Eustorgio
Esta iglesia tiene orígenes muy antiguos: fue fundada en el 344, pero con el paso del tiempo, ha sufrido un gran número de restauraciones.
La basílica destaca por sus preciosas salas con frescos, sobre todo la maravillosa Capilla Portinari decorada con frescos de Vincenzo Foppa. Otras majestuosas estancias renacentistas en el interior de la basílica son la Capilla Torriani y, sobre todo, la Capilla Brivio, una sala construida por una de las familias más prominentes del Milán de Ludovico el Moro, y cuya estructura está inspirada en la de la Capilla Pazzi de Florencia.
En el ábside se encuentra un tríptico de Bergognone, con la Virgen con el Niño, Santiago y San Enrique, y en el lado izquierdo está el monumento funerario de Giacomo Brivio, una obra maestra de la estatuaria funeraria lombarda, y obras de Francesco Cazzaniga y Benedetto Briosco.
Ca’ Granda (Università Statale)
Uno de los primeros edificios renacentistas de la ciudad, alberga la Universidad Estatal, pero es ante todo la sede del Ospedale Maggiore, el hospital más antiguo de Milán.
Construido en 1456 como “Spedale di Poveri” (hospital para pobres) por el duque de Milán y su esposa, Francesco Sforza y Bianca Maria Visconti, tras la conquista del Ducado. El objetivo no era sólo proporcionar una nueva instalación para los enfermos, sino también congraciarse con el pueblo tras la llegada al poder de Francesco, un militar que no tenía ninguna descendencia real.
Es cierto que el diseño del nuevo hospital se encargó a Filarete, el mismo arquitecto responsable de la torre homónima del Castello Sforzesco, y que luego fue terminado por otros arquitectos.
La Ca’ Granda es uno de los edificios más dañados durante la Segunda Guerra Mundial, pero afortunadamente fue reconstruido y, a finales de los años 50, se convirtió en sede de la Universidad.