Leonado era un genio de las artes, pero además un gran pensador de su época. Sus estudios sobre arquitectura, óptica, anatomía y mecánica sobrevivieron hasta hoy en día gracias a la conservación de sus cuadernos. Uno de ellos, el Código Atlántico, se encuentra en Milán. Esta es su historia.

De todas las anotaciones, diseños, inventos y dibujos que dejó como legado Leonardo da Vinci tras su muerte, se recopilaron varios códigos de los cuales el único que se encuentra en Milán es el Código Atlántico.

El nombre de este código deriva del tipo de hoja que utilizó uno de sus dueños para conservarlo mejor, las mismas hojas que en esa época se utilizan comúnmente para las cartas geográficas. En este código se reúnen 40 años de la vida de da Vinci: desde 1478 a 1518.

En total, se trata de 1750 dibujos distribuídos en 1119 hojas, ordenados a su vez en 12 volúmenes. Lo fascinante del Código Atlántico es su heterogeneidad ya que en él encontramos indicaciones sobre mecánica, arquitectura, geometría y matemática; pasando por la biología, la botánica y la zoología, hasta diseños de anatomía, inventos militares y estudios de la física y la ingeniería.

Es de un gran valor histórico también para la ciudad de Milán, ya que allí se pueden encontrar estudios para el renovamiento urbanísticos del entonces Ducado de Milán, la creación de un sistema de esclusas para los navigli, así como máquinas de guerra o para funciones teatrales desarrolladas para satisfacer las necesidades del duque y mecenas de Leonardo, Ludovico Sforza.

La herencia

El Código Atlántico no fue una clasificación realizada por el propio Leonardo da Vinci, sino por el escultor Pompeo Leoni, casi cien años después de la muerte del toscano.

El heredero de estos cuadernos fue el discípulo predilecto de Leonardo: Francesco Melzi, quien trajo a Vaprio d’Adda (muy cerca de Milán) todo el material desde Amboise, Francia, última morada de da Vinci hasta su muerte, el 2 de mayo de 1519.

Se cree que más de la mitad de este material, se ha perdido. Cuando en 1570 Melzi muere, comenzó la pérdida de estas maravillosas hojas, abandonadas por los sucesores del discípulo en un ático.

Fue Francesco de Medici, el duque de la Toscana quien intentó recuperarlos, solicitándole a Lelio Gavardi la tarea de robar los cuadernos, cosa que efectivamente hizo. Con el pasar del tiempo, los Médici devuelven a la familia Melzi los cuadernos tras las presiones de Giovanni Mazenta, una figura relevante de su época por pertenecer a un antiguo linaje milanés y que oficiaba como mediador. Melzi, indiferente al valor de los documentos, los cede nuevamente a Mazenta a cambio de un cargo público, y le permite además llevarse otros diseños esparcidos todavía en el viejo ático.

Ante la desidia de la familia Melzi, todo tipo de personajes se presentan en su villa intentado hacerse de los diseños, iniciando así la pérdida de muchos de ellos. Entre los visitadores del ático, se encontraba Pompeo Leoni, hijo del escultor favorito de Felipe II de España, quien termina convenciendo a Melzi de reclamar los documentos regalados a Mazenta, apoderándose de los mismos.

Convencido que el orden de los documentos no seguían lo que Leonardo hubiera querido, cambia las páginas de manera de obtener cuadernos ordenados de acuerdo a criterios artísticos, diferenciados de los tecnológicos y de los científicos. De ese orden nace el Código de Windsor (234 hojas con 600 dibujos conservada en la Royal Library de Londres) y Los Diseños de Máquinas y de las Artes secretas y otras cosas de Leonardo da Vinci, recogidos por Pompeo Leoni agrupados en el Código Atlántico.

La Conservación

Si bien la organización de Leoni es considerada por demás arbitraria, el artista realizó una importantísima obra de conservación al colocar los originales sobre hojas más grandes, de manera que los originales no se tocaran con las manos. Para ello, Leoni utiliza las hojas para los atlantes geográficos, las más grandes que existían en la época, de ahí el nombre del Código.

En 1610, el Código Atlántico fue heredado por el yerno de Leoni, pero éste lo vende al conde Galeazzo Arconati, quien lo conserva en su Castellazzo di Bollate hasta 1637, año en que lo dona a la Biblioteca Ambrosiana de Milán.

El robo de Napoléon

Pero todo cambiaría el 15 de mayo de 1796, cuando Napoleón Bonaparte invade Milán imponiendo el tributo a la guerra y la transferencia de todos los bienes artísticos de mayor valor, a París.

Jacques Tinet y el comisario de guerra Peignon, a nombre del ejército francés, se presentaron a la Biblioteca Ambrosiana con un inventario de los bienes que se llevarían, distribuyendo en dos cajas los manuscritos de Leonardo. Una de las cajas (la número 19) fue enviada a la Biblioteca Nacional de París, mientras la otra, al Instituto de Francia, separando los documentos que nunca más volverían a juntarse.

Tras la derrota de Napoleón en Waterloo en 1815 por las tropas británicas, holandesas y alemanas, dirigidas por el duque de Wellington, París fue invadida y el duque de Wellington emite una ordenanza para la restitución de los bienes culturales robados. La Prusia, Inglaterra y Austria (quien dominaba en esa época en la Lombardía), comenzaron las tareas de re-expropiación, aunque no con el mismo énfasis.

El barón de Ottenfels, responsable austríaco de la recuperación de las obras de arte, confundió el Código Atlántico por un manuscrito chino ( Leonardo escribía sus textos al revés) por lo que no se interesó en ella. Fueron el Papa, el escultor Antonio Canova y el duque de la Toscana, quienes lograron convencer a las autoridades austríacas de retirar los cuadernos de Leonardo. Sin embargo, en esa institución no se encontraba todo el material, por lo que recolectaron solamente lo que había sin reclamar el resto, e incluso tomando algunas copias como originales.

El Código Atlántico volvió a Milán ese año, aunque incompleto. En París quedaron 964 hojas clasificados con las letras que van de la A a la M, lo que darían el nombre a un nuevo código.

La vuelta a Milán y la restauración

En 1968, se toma la decisión de microfilmar los documentos antes de proceder con su restauración. Cuando se controla el código, se descubre la ausencia de una doble hoja y tras una investigación, se llega a la conclusión de que había sido robado por uno de los empleados de la Pinacoteca Ambrosiana: Anselmo Mancarella. La hoja faltante es recuperada en Lugano, unos meses después.

En esos años se realiza además una nueva encuadernación de las hojas de Leonardo. Para esta época el código ya contaba con 400 años y el pegamento que se había utilizado para crear el álbum se había descompuesto, atrayendo a toda clase de insectos, polillas y moho.

Para su conservación se decide despegar las hojas, algo que ya se había intentado después de la IIGM y que había diluído la tinta en algunas partes. Tras esta operación, el Código Atlántico es separado nuevamente en 1119 hojas y posteriormente encuadernado en 12 volúmenes, que es como se presenta hoy.

El Código de Leonardo está conservado todavía en la Pinacoteca Ambrosiana, en una bóveda blindada desde la cual no sale casi nunca. Los documentos exhibidos en el museo, son copias del original.

La Ambrosiana conserva además del Código Atlántico con casi 2 mil dibujos originales, 4 grabados llamados los “nudos vincianos”, el código llamado “La Divina proporción” de Luca Pacioli el cual está ilustrado con diseños leonardescos a color; la copia de la Virgen de las rocas de Vespino así como “Retrato de un músico”, el único cuadro de Leonardo en la ciudad, pintado alrededor del 1485.

Los códigos de Leonardo

Las anotaciones de Leonardo hoy se encuentran distribuídas en diferentes colecciones en Italia, Francia, España, Inglaterra y Estados Unidos y se organizan de la siguiente manera

De la A a la M

Estos documentos se conservan en París, en el Instituto de Francia: son doce manuscritos algunos de ellos en papel, otros en pergaminos, cuero o cartón. En total son 964 hojas y representan diseños militares, de óptica, geometría, con estudios sobre el vuelo de las aves y la hidráulica.

Arundel

Se encuentra en la British Library de Londres y cuenta con 283 hojas con estudios de física, mecánica, óptica, geometría y los trabajos de arquitectura para la residencia real de Francisco I en Romorantin, Francia. El nombre proviene de Lord Arundel, quien lo compró en España en 1630.

Ashburnham

Se trata de dos manuscritos (comúnmente llamados como el 2037 y 2038), conservados en el Instituto de Francia, en París. Originariamente formaban parte los tomos A y B de París, pero fueron arrancados a mitad del 1800 por Guglielmo Libri. Recogen estudios pictóricos.

Foster I, II y III

Estos tres manuscritos se encuentran en el Victoria and Albert Museum y pertenecieron al conde Lytton y después a John Forster. Contienen estudios sobre geometría, física, máquinas hidráulicas y arquitectura.

Hammer (Ex código Leicester)

Este manuscrito fue comprado en 1994 por Bill Gates y está compuesto por 18 cartas dobles dedicadas al estudio del agua y la hidráulica. El nombre también deriva de su comprador, el norteamericano Harmand Hammer, quien a su vez lo había comprado a Thomas Coke, conde de Leicester.

Madrid I y II

Son dos manuscritos encontrados en 1966 en la Biblioteca Nacional de Madrid, el cual por muchos años no se supo de su existencia debido a una incorrecta catalogación.

El Madrid I cuenta con 184 hojas dedicadas a diferentes mecanismos y estudios de teoría mecánica. El Madrid II contiene 157 manuscritos con dibujos sobre un proyecto de desviación del Río Arno, la Batalla de Anghiari y la fusión del monumento a Francesco Sforza, el cual no fue jamás terminado.

Trivulziano

Este fascículo está compuesto de 51 hojas de las 62 originales y se encuentra conservado en la Biblioteca Trivulziana del Castello Sforzesco de Milán. Contiene estudios de arquitectura militar y religiosa así como estudios de Leonardo sobre literatura. El nombre deriva de uno de sus propietarios, el príncipe Trivulzio.

Vuelo de los pájaros

Estas 18 hojas tratan sobre estudios de Leonardo sobre las aves, sus alas, la resistencia del aire, el viento y las corrientes de aire. Se encuentra en la Biblioteca Real de Torino.

Windsor

Estos 234 documentos contienen más de 600 dibujos con estudios de anatomía, geografía, caballos y caricaturas. Fue encuadernado por Pompeo Leoni y se encuentra en el castillo Real de Windsor, en Gran Bretaña.