Uno de los museos más importantes de Milán, la Pinacoteca de Brera cuenta con un rico patrimonio artístico. ¿Cuáles son las obras que sí o sí tenes que ver? En esta lista, las obras imperdibles con una pequeña reseña de sus autores y claves para disfrutarla.

La Pinacoteca de Brera es el museo que no podes dejar de visitar si venís a Milán. Además de la sala expositorio, se encuentra en este hermoso palacio la Academia de Bellas Artes y el huerto de Brera. Las obras son muchas, y de grandes artistas de diversas épocas, pero esta selección, es una breve explicación histórico artística para ver cada una de ellas con un poco de información.

panoramica academia de brera

1. Cristo Morto (Andrea Mantegna)

Andrea Mantegna nació en 1431 en Isola di Cartur, llamada hoy Isola Mantegna en su honor, un pueblo no lejos de Padova. Su padre, un humilde carpintero, lo envió con solo diez años a trabajar en la bodega de Francesco Squarcione, un fanático de los antiguos artefactos griegos y romanos, que le enseñó a su alumno a copiar estatuas y pinturas antiguas, un entrenamiento clásico. Mantegna con diecisiete años ya recibía sus primeras comisiones tanto en la ciudad de Ferrara, como en Verona y finalmente en Mantova.

La pintura Cristo muerto, la más famosa de su obra, probablemente se hizo en los años 70 del siglo XV (no se conoce la fecha precisa de la realización del cuadro). El cuadro representa al Mesías acostado en la piedra de la unción, parcialmente cubierto con una sábana, mientras que a su izquierda tres figuras lloran; en el lado derecho, en la parte superior, aparece un frasco de ungüento perfumado que solía frotarse en la piel de los muertos.

Empezando desde abajo, la obra nos permite ver los pies de Cristo que salen por afuera del mármol donde está acostado el cuerpo. Los signos de los clavos y la carne todavía abierta, dan un aspecto realista a la obra. Las piernas derechas y paralelas cubiertas de una sábana blanca, guían nuestros ojos a través del torso desnudo, y sus manos inertes al costado del cuerpo, nos muestran todavía los signos de la violencia sufrida, entrelazado con los pliegos minuciosos de una tela delicadamente representada. Siguiendo el cuadro hacia el alto, encontramos la cabeza de Cristo, inclinada ligeramente hacia la derecha, todavía iluminada por una pequeña aureola dorada. A su izquierda, tres caras marcadas por el sufrimiento: un hombre y tres mujeres lloran la muerte del Mesías.

El tema representado es absolutamente tradicional, pintar el lapso de tiempo entre la muerte de Cristo el Viernes Santo y su resurrección el domingo de Pascua tenía la función de resaltar el valor para la fe cristiana del sábado, durante el cual el Hijo de Dios, descendió al inframundo, luchó contra Satanás y abrió las puertas del cielo a los justos. Sin embargo Andrea Mantegna introduce dos innovaciones que hacen de esta obra un ícono del arte mundial: primero, pinta la obra sobre lienzo, algo poco utilizado en aquella época; en segundo lugar, introduce la perspectiva para retratar el cuerpo. Los pies de Cristo están proyectados hacia el espectador, generando un fuertísimo impacto emocional mientras que los puntos de fuga están en el centro, obligándonos a dirigir la mirada hacia el centro de la imagen. La perspectiva de todas maneras, es intencionalmente imperfecta: si hubieses representado el cuerpo de manera precisa, Cristo debería tener los pies más grandes y esto crea un efecto más “grotesco”.

2. Sposalizio della Vergine (Rafael)

La traducción de la obra es Los desposorios de la Virgen (el pedido de matrimonio de la Virgen), una obra realizada en 1504 que retrata a María en el momento que recibe el anillo de bodas de parte de José. La obra está inspirada en un episodio de los Evangelios apócrifos que narra la boda de María y José. Los recién casados ​​ocupan sus lugares en el centro de la pintura, divididos solo por la figura de un sacerdote con ricas túnicas ceremoniales.

La historia del Evangelio cuenta que el sacerdote debía encontrar un esposo para María por lo que le dio a cada uno de los candidatos una rama. A la derecha del cuadro, un grupo de hombres representan los pretendientes de la Virgen María, cada uno de ellos con una rama en la mano, esperando una especie de signo divino. Solo el palo de José florece. A la izquierda, un grupo de mujeres elegantemente vestidas, y en el centro, un anciano que actúa como un enlace entre los dos anfitriones tomando las manos de los cónyuges, garantizando el intercambio solemne del anillo.

Al momento de realizar esta obra, Rafael Sanzio tenía 21 años, y por los críticos de la época, es el momento en el que supera a su maestro Pietro Pirugino. Nacido en Urbino, Rafael será uno de los referentes del arte Renacentista y esta obra es un claro ejemplo de ello. Considerado un niño prodigio, a los 25 años se le encargó la decoración de las Estancias Vaticanas y junto a Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci, es considerado uno de los grandes maestros del período.

Sposalizio della Vergine (di Raffaello)

Al fondo se ve el templo de Jerusalén, donde María fue criada por sacerdotes. Por su arquitectura, Rafael deja ver su predisposición hacia las innovaciones introducidas en la materia por Leonardo da Vinci y Donato Bramante. En 1958, el pintor Nunzio Guglielmi con un punzón y un martillo rompió el vidrio que protegía la obra y dañó la pintura en dos lugares, en el codo y en el vientre de la Virgen. Además, pegó un volante que decía: “¡Viva la revolución italiana, fuera el gobierno clerical!”. La obra fue sometida a una restauración completa en 2009.

3. Sacra Conversazione (Piero Della Francesca)

Con Piero della Francesca encontramos una obra llena de acertijos. Cuadro emblemático del llamado Renacimiento temprano, cuando los artistas descubrieron la perspectiva y se preguntaron sobre el significado de las matemáticas, así como el reflejo de la belleza y su relación con lo divino. Nacido en Arezzo, en la Toscana en 1415 fue conocido como un geómetra y matemático, maestro de la perspectiva y de la geometría euclidiana. Es uno de los principales y fundamentales personajes del Renacimiento, aunque jamás trabajó para los Médicis.

Piero pasó muchos años en Urbino, al servicio de Federico de Montefeltro, donde entró en contacto con la pintura flamenca que influenció su obra y donde produjo muchas de sus obras más importantes. Allí pintó el famoso retrato doble de Federico de Montefeltro y su esposa Battista Sforza, y no es casualidad que en Sacra Conversazione, la Virgen María se parezca tanto a la señora Sforza. Muchos creen incluso que la imagen del Niño sería una referencia a Guidobaldo, el heredero nacido en 1472. El noble arrodillado, no es más que Montefeltro.

Sacra Conversazione (di Piero Della Francesca)

La obra es conocida como la Pala de Brera, llegando a la Pinacoteca en 1811 tras las incautaciones realizadas por Napoleón. La obra tiene un marco claramente arquitectónico: la composición tiene como fondo un ábside de iglesia en forma de vénera de la que pende un huevo de avestruz, símbolo de vida o el nacimiento. Con una construcción perspectiva muy precisa y el punto de fuga coincidiendo con la boca de la Virgen, la Pala de Brera es considerado el manifiesto del humanismo matemático que floreció en la corte de Urbino, así como el punto de llegada de la intensa investigación que Piero, como muchos artistas de su tiempo, realizó sobre el uso de la perspectiva.

Sacra Conversazione (di Piero Della Francesca)

4. Il Bacio (Hayez)

La pintura fue creada por Francesco Hayez para el Conde Alfonso Maria Visconti quien, a su muerte, la donó a la Pinacoteca di Brera. En esta imagen están las principales características del romanticismo histórico italiano. Lo sorprendente no es sólo la enorme sensualidad que brota del abrazo de los dos amantes, sino las referencias a la situación política del momento.

Llamado El beso. Episodio de juventud. Trajes del siglo XIV, fue realizado en 1859,  representa a dos jóvenes amantes que se besan con gran pasión. La carga emotiva se mezcla con una escenografía refinada y de fuerte valor civil: la tela está llena de guiños al Risorgimento, el movimiento de unificación italiano, sintetizando el el amor de la patria y la lucha contra el extranjero.

En esa época Italia no era un país unificado y todas las regiones, divididas entre sí, estaban dominadas en mayor o menor medida por los austríacos. Los sentimientos de nacionalismo italiano comenzaron a prender fuerza en los levantamientos de 1848, que a su vez dieron lugar a la primera guerra de independencia italiana. Tras la conformación de  una alianza antiaustríaca, pronto condujo a la segunda guerra de independencia italiana. El reino de Italia fue proclamado unos años más tarde, en 1861.

Es en ese contexto que Hayez pinta El beso. La escena se desarrolla en el hall de entrada de un castillo medieval, donde se produce un beso apasionado y sensual entre dos jóvenes amantes, en un ambiente de suspensión romántica. El hombre tiene un papel activo en el abrazo, sosteniendo firmemente la cabeza y la cara del amado en sus manos; la mujer se abandona lánguidamente limitándose a apretar los hombros del amado con el brazo izquierdo.

El hombre descansa su pierna izquierda en el primer escalón de la escalera, dejando que la empuñadura de una daga emerja de la capa: esta inestabilidad física manifiesta un cierto nerviosismo, como si el beso no fuera movido por un simple anhelo sentimental, sino de una partida inminente, transformando este gesto romántico en una desgarradora despedida. Los tonos melodramáticos están exasperados por la presencia de una figura en penumbra en la posición posterior, detrás de la abertura arqueada. ¿Será un espía? ¿Un conspirador? ¿O es sólo una sirvienta que espía?

5. La Cena in Emmaus (Caravaggio)

En español, Los discípulos de Emaús, narra la escena del Evangelio de Lucas, el momento en que en el camino a Emaús, un pueblo cerca de Jerusalén, Cristo se le aparece a dos de sus discípulos los cuales no saben de su resurrección.  Al entrar en una posada y sentarse a la mesa, los dos apóstoles reconocen a Jesús cuando éste bendice el pan.

Michelangelo Merisi da Caravaggio nació en Milán en 1571 y es uno de los artistas italianos más reconocidos. Su pintura tiene un gran realismo de la figura humana, tanto en lo físico como en lo emocional, y un uso dramático de la luz, siendo uno de los principales influyentes de la pintura barroca. Existen dos ejemplares de esta obra, la primera se encuentra en la National Gallery de Londres, y la segunda y definitiva, en la Pinacoteca de Brera de Milán. Las dos pinturas muestran diferencias entre sí: en la versión de Londres, la mesa está presentada y llena de detalles; en Milán, los objetos son pocos. Además en la versión de Brera los colores utilizados no son numerosos y los personajes están dispuestos de una manera diferente.

La Cena in Emmaus (di Caravaggio)

El dramático uso del claroscuro se conocerá como tenebrismo, y esta técnica se convertirá en el elemento distintivo de sus obras. Caravaggio tuvo una vida tumultuosa, llena de enemigos y era común que estuviera involucrado en peleas callejeras. Una de éstas terminará mal y Caravaggio será acusado de asesinar a un hombre. Huyó a Nápoles donde sus mecenas lo protegieron, y desarrolló en esa ciudad gran parte de su legado. En el verano de 1610 tomó un barco rumbo a Roma para poder ser indultado, y desapareció sin dejar rastros. Varios avisos de la época lo dieron por muerto pero por razones diferentes.

Pinacoteca de Brera

6. Cristo alla Colonna (Donato Bramante)

Donato di Pascuccio d’Antonio, conocido como Bramante fue el pintor y arquitecto italiano que introdujo el Renacimiento en Milán y el llamado Alto Renacimiento en Roma, donde su obra más famosa fue el planeamiento de la Basílica de San Pedro. Bramante llega a la Lombardía en 1477 cuando pinta los frescos de la fachada del Palazzo del Podestà en Bérgamo y a Milán en 1481. En 1485 la abadía de Chiaravalle le encargó este trabajo, el único trabajo en madera del maestro.

En la obra se ve a Cristo refigurado con un cuerpo perfecto, musculoso, esculpido, apoyado en una columna decorada con los clásicos motivos florales renacentistas que también encontraremos en la sacristía de Santa María en San Satiro en Milán.

Cristo alla Colonna (di Donato Bramante)

La obra es conmovente: Cristo llora mientras tiene una cuerda alrededor del cuello apretándolo, lo que se ve claramente por el color que tiene la cara a diferencia del resto del cuerpo. La corona de espinas se hunde en la cabeza y un chorro de sangre cae desde la línea del cabello. Bramante refleja a Cristo con todo su dolor, con la boca a penas abierta tratando de decir algo en el momento de la flagelación.

La luz tiene dos fuentes: una central en el cuerpo de Cristo y otra lateral, que proviene de la ventana. Ese juego de sombras y luz también tiene un valor simbólico, marca el paso que Cristo debe tomar a través de la oscuridad para llegar a la luz, a la salvación. El dualismo eterno de luz – oscuridad, bien – mal.

El paisaje del fondo nos muestra la influencia que Leonardo Da Vinci tuvo sobre el maestro Bramante ( y viceversa).