Si venís a Italia, además de conocer lugares maravillosos, te vas a sumergir en lo más alto de la gastronomía mundial. Y si te gustan mucho los vinos pero no sabes qué pedir, te cuento cuál variedad probar según la región a la que viajes. ¿Blanco o tinto?

Italia es un país infinito, no te alcanzaría toda la vida para descubrirlo, y con cualquier persona nacida en estas tierras que hables, te dirá que los atractivos turísticos de Italia son únicos, supremos, inigualables. Tienen razón: la sensibilidad para la belleza que se maneja en este país no tiene parangón con el resto de la humanidad, admitámoslo. Todas las tierras del mundo son hermosas y todos los países ostentan sus pedazos de cielo, pero no como Italia, que tiene más esplendor por metro cuadrado que ninguno.

Pero no solo la belleza de sus lugares hace célebre a este país, sino también su gastronomía, y si hablamos de las bebidas típicas de Italia, el vino es sin duda el que ocupa el primer puesto. Según el ISTAT, el Instituto Italiano de Estadísticas, el 56 por ciento de los italianos consume un promedio de 43 litros de vino al año. Así, Italia produce unos 50 millones de hectolitros de vino al año y junto a Francia (un año uno, un año el otro), se disputan el primer puesto mundial como el principal productor de vino.

En todo el territorio nacional hay unas 567 variedades inscritas en el registro de la viña, lo que demuestra el rico patrimonio de biodiversidad de este país. Otra característica del Bel Paese es su capacidad de generar vinos muy buenos, en pequeñas localidades conservando tradiciones y viñas milenarias.

 

Cada región tiene su propia identidad vitivinícola y un consumo local arraigado en el paladar y la memoria sus pobladores, por lo que recomendar vinos sería una tarea casi imposible. Por eso, esta pequeña reseña para que sepas qué pedir según la región italiana que estás visitando:

 

1. Piamonte

Sin dudas la región de Italia donde se encuentran los mejores vinos. El Piamonte está al pie de los Alpes y su altura y clima son ideales para la producción de vino. Es en esta región desde donde nace la Unidad de Italia (fue la primera capital del Reino italiano), y si bien tiene un pasado muy aristocrático, también es el principal polo obrero del país (es la ciudad de la Fiat). El Piamonte tiene 5 obras maestras vitivinícolas:

El Barolo (el rey de los vinos italianos), el Barbaresco (llamado el príncipe de los vinos), el Nebbiolo d’alba, el Dolcetto d’alba, un vino fino y frutado, y por último el Brachetto d’acqui, de sabor dulce y frizzante.

 

Se dice que el Barolo es “El rey de los vinos y el vino del Rey”. La historia y la economía de las Langhe (las famosas colinas del Piamonte donde se produce vino, quesos y trufas)  fueron marcadas por la uva Nebbiolo, con la que se produce el Barolo. En 1600 esta uva ya era apreciada y consumida por los nobles y la realeza de la Casa de Saboya, pero es gracias a la contribución del Conde Camillo Benso di Cavour, y la modernización de la producción que nace el “Rey de los vinos”.

 

 

2. Toscana

Las leves colinas de la Toscana, lugar de nacimiento de Leonardo Da Vinci y Michelangelo, y de grandes escritores como Dante, Petrarca y Bocaccio, son terrenos generosos para el crecimiento de viñedos y olivos. Entre los más destacados vinos toscanos se encuentran el Chianti Clásico y el Brunello di Montalcino. Al Chianti lo conocemos mucho porque se exporta a todo el mundo: allí donde se produce, se considera el centro estratégido de la producción vitivinícola toscana. El Brunello di Montalcino, es sin dudas el hijo pródigo de la Toscana y uno de los más reconocidos en Italia.

 

 

La producción del Brunello di Montalcino se remonta al siglo XIX, cuando algunos agricultores de Montalcino comenzaron a experimentar con las uvas de una vid cultivada tradicionalmente en la zona.
Una cepa llamada “Brunello” o “Brunellino” muy valiosa porque es capaz de producir vinos de larga crianza y de altísima calidad.

 

3. Lazio

Cuenta la leyenda, que en el año 1111, Enrique V de Alemania trataba de llegar a Roma para que el Papa lo consagre con la corona del Sacro Imperio Romano. Viajaba en su compañía un obispo experto en vinos, que buscaba probar nuevas variedades. Así, el obispo manda a su coppiere (el que servía las bebidas) a recorrer distintos poblados para encontrar buenos vinos. La indicación era que si probaba un vino bueno, lo etiquetara con la palabra latina “Est”, la abreviación de “Est buono”, cuya traducción sería “Está bueno”, y si encontraba uno particularmente bueno, que lo etiquetara como “Est Est”. Es así que cuando el coppiere llega a Montefiascone y cata el vino local, queda fascinado, y denomina a su descubrimiento como Est Est Est. Si viajas por la zona del Lazio, no podes dejar de probar el Est Est Est de Montefiascone, el famoso vino blanco símbolo de la región.

 

Y es que en esta zona de Italia prevalecen los vinos blancos, ideales para acompañar comidas. Viñedos bañados por las dulces aguas de manantiales y acariciados por el suave viento que brota del mar, la producción de vinos blancos de los Castelli Romani encuentra su identidad en esos suelos de origen volcánico. Darle una oportunidad al Frascati, al Grottaferrata y al Marino. De este último se dice que en las fiestas medievales, se llenaban las fuentes públicas para que todos pudieran beberlo. Si vas para Roma, estarás en el lugar indicado para ir en busca de estos sabores.

 

4. Véneto

Esta región del norte italiano es conocido por la gran cantidad de vinos que produce y su basta tipología y sabores. Si bien no compiten con la calidad del Barolo, estos vinos ligeros son los más difundidos en el país. Tierra de espumantes, los vinos vénetos no son fuertes (rondan los 12,5 grados) y entre los más destacados se encuentran el Cabernet, el Raboso, el Suave Clásico, el Pinot Blanco, el Pinot Nero, y el Prosecco. Los dominios de la Serenissima siempre estuvieron caracterizados por las villas nobles en torno a Venezia, sus colinas con viñedos, y el arte. Zona rica y comercial, el Véneto supo tener una aristocracia florida y una burguesía muy rica, que cultivaba que comercializaba sus producciones con gran habilidad.

 

Viñedos del Véneto, Italia

 

El Prosecco es un clásico vino blanco del verano italiano, un frizzante (espumoso) económico que fue y es un gran suceso comercial en Italia y el mundo. Producido por la uva “glera”, el Prosecco es conocido por ser el principal ingrediente del Cóctel Bellini y también del Spritz.

 

5. Puglia

De esta región del sur de Italia surgían las cruzadas contra los moros. Lo que alguna fue parte de la Magna Grecia, todavía conserva pequeños pueblitos donde sus habitantes hablan el griego antiguo. Un lugar dominado por el mar, de producción de granos duros, olivos y viñedos, la gran tierra agrícola de alimentos mediterráneos, es poseedora de playas paradisíacas y una extensión de viñedos infinita al ojo humano. Los vinos de la Puglia son fuertes (entre 14 y 15 grados) y con mucho cuerpo. Son los menos famosos de Italia, pero los más utilizados para la exportación y la mezcla con otros vinos.

Las recomendaciones para beber en Puglia son el Primitivo di Manduria y el de Locortondo. Miren este video sobre el Primitivo de la Puglia:

 

 

El Primitivo, llamado así por su pronta maduración es un tinto afrutado ideal para acompañar comidas y sobretodo, quesos. El vino de Locorotondo es un vino popular, que se puede encontrar muy a menudo como el “Vino de la casa”de los restaurantes de la zona. En Locorotondo también están los trulis, por lo que definitivamente vale la pena darse una vuelta.

 


6. Lombardia

Desde donde les escribo. La opulenta región del norte italiano cuenta con vinos de muy alta calidad, y para los que viajen entre sus entrañas, podrán ver los océanos de viñedos en los caminos hacia el Río Po. Ideales para acompañar buenas comidas, con buenos precios y una historia también antigua de cultivación de viñedos, en la Lombardía vas a beber muy bien. Se cuenta que frente a la Iglesia Santa María delle Grazia, el Duque Ludovico el Moro le regaló a Leonardo Da Vinci unos terrenos, donde el genio de las artes plantó sus propios viñedos para claro, producir su propio vino. Aún hoy se puede visitar este lugar.

 

 

Entre las recomendaciones lombardas se encuentran el Franciacorta, el Valtellina Sassella Superiore, el Barbera, el Riesling blanco (del Oltre Po Pavese) y el Bonarda.

El Franciacorta es producido en la zona de Brescia y el Lago di Iseo, especialmente en el poblado homónimo. El método con el que se hace la segunda fermentación, es el método clásico, como el Champagne. Blanco, espumante, fresco y seco.

 

 

7. Sicilia

La famosa isla del Mediterráneo, tierra de teatros y ruinas griegas, dominada también por Bizantinos, Árabes, Españoles y su consiguiente cruce de culturas, está dominada por el gran volcán Etna. Aquí crecen los limones y el oliva, pero también es una gran productora de vinos, por lo general buenos tintos fuertes y corposos. Se destacan para tu paseo por Sicilia, el Marsala (dulce), el Passito de Pantelleria y el Nero d’Avola.

 

El Passito de Pantelleria se produce con las uvas secadas al sol, por lo que es extremadamente dulce y muy utilizado para las preparaciones de postres. Nacido en la pequeña isla situada a mitad de camino entre Europa y África, este vino por ley, no puede ser entregado al consumo antes del 1 de julio del año siguiente a la vendimia.