Milán se convirtió en un importante centro comercial durante la época romana hasta llegar a ser capital del imperio. Qué lugares se pueden visitar de la vieja Mediolanum.

En el año 222 A.C. los romanos, tras derrotar a los galos, sitian y conquistan Milán en lo que se llamó la Galia Cisalpina. Para el año 49 a.C. adquiere la categoría de municipium. Florecen el comercio y las artesanías y la ciudad cuenta con un teatro, un foro, un muro, un circo, templos y las termas.

El crecimiento de Mediolanum es impresionante, gracias a sus buenas tierras y sus torrentes de agua. Para el año 293 d.C. el emperador Diocleciano instaura la tetrarquía y es elegida como capital del Imperio Romano de Occidente. Durante este tiempo, la ciudad experimentó un gran desarrollo y construcción de edificios y monumentos, muchos de los cuales todavía se pueden admirar en la actualidad.

Tan solo unos años más tarde, en el 313 d.C., Constantino promulga el Edicto de Milán concibiendo libertad de culto a los cristianos en todo el Imperio Romano y poniendo fin a la persecución de los cristianos que había sido ordenada por emperadores anteriores.

El Edicto de Milán fue un evento histórico significativo que cambió el curso de la historia del cristianismo y tuvo un impacto duradero en la sociedad y la cultura occidentales. Cincuenta y seis años después de este evento, Ambrosio llega a Milán para desempeñar sus funciones como magistrado. La ciudad por ese entonces estaba dividida por el conflicto entre cristianos arrianos y cristianos católicos, que desembocó en masacres.

Para el 374 d.C., la población aclama obispo a Ambrosio, magistrado y responsable del orden público. Es bautizado, ordenado sacerdote y el 7 de diciembre consagrado obispo de Milán. Con él, tanto el paganismo como el cristianismo arriano fueron perseguidos y prohibidos.

Ambrosio hizo demoler los lugares de culto paganos o erigir sobre ellos numerosos lugares de culto, como la Basílica ad Martyres (hoy San Ambrosio), la Basílica de los Apóstoles (San Nazareno) y la Basílica de las Vírgenes (San Simplicio). Los antiguos templos saqueados proporcionaron piedras y ornamentos para las iglesias.

En 402 d.C. Los bárbaros cruzaron los Alpes y la capital del Imperio Romano de Occidente se trasladó a Rávena y el comercio y la industria de Milán se vieron gravemente afectados.
Unos 70 años después, los hunos, liderados por Atila, invaden el valle del Po, conquistan, queman y saquean Milán y el Imperio Romano de Occidente se derrumba.

Museo de Antropología

El Museo Arqueológico de Milán, ubicado en el Parque Arqueológico de las Ruinas Romanas, es una visita obligada para los amantes de la historia y la arqueología. Este museo cuenta con una impresionante colección de artefactos y objetos de la época romana, que incluyen esculturas, mosaicos, cerámica y objetos de bronce. Los visitantes también pueden explorar las ruinas de la ciudad romana que se encuentran en el parque, como los restos de un anfiteatro y un templo.

En el patio del museo hay una torre poligonal, parte de la sección occidental de las murallas, que fueron destruidas casi por completo por Federico Barbarroja cuando conquistó la ciudad en 1162.

El Palacio Imperial de la calle Brisa

En este lugar se pueden ver los restos al aire libre de lo que fue el palacio imperial romano. Por desgracia, los restos están ahora rodeados de edificios de la posguerra, pero con un poco de imaginación, se puede ver el enorme palacio que albergó a los emperadores durante más de un siglo. El palacio ocupaba todo un barrio junto con sus altos muros, con edificios gubernamentales y administrativos en su interior.

 

Columnas de San Lorenzo

lugar interesante para visitar es la Columnas de San Lorenzo. Estas columnas son un ejemplo impresionante de la arquitectura romana y son uno de los monumentos más antiguos de la ciudad.

Las columnas fueron erigidas en el siglo III y originalmente, eran parte de un templo dedicado a Hércules, pero más tarde fueron reutilizadas para construir la basílica de San Lorenzo.

Las columnas son de estilo corintio y están hechas de mármol blanco. Tienen una altura de más de 8 metros y cuentan con un capitel decorado con motivos florales y hojas de acanto. En la época en que fueron construidas, las columnas eran parte de un conjunto arquitectónico mayor que incluía un arco triunfal y una plaza rodeada de edificios públicos.

 

San Ambrogio

La iglesia de San Ambrogio es uno de los edificios más impresionantes e históricos de Milán. Se encuentra en el barrio homónimo y su construcción se remonta al siglo IV, cuando el emperador Constantino convirtió a Milán en un centro religioso importante.

La iglesia fue construida en honor a San Ambrosio, quien fue obispo de Milán en el siglo IV y se convirtió en uno de los santos patrones de la ciudad. Es considerada una de las iglesias más antiguas y veneradas de la ciudad y uno de los edificios más impresionantes desde el punto de vista arquitectónico, con una fachada que combina elementos de diferentes estilos arquitectónicos. La entrada principal cuenta con un pórtico con columnas romanas, y en la parte superior de la fachada hay un mosaico con la imagen de San Ambrosio.

El interior de la iglesia es igualmente impresionante, con una arquitectura que combina elementos románicos y góticos. La nave central cuenta con arcos y bóvedas, y en el presbiterio se encuentra el altar mayor, rodeado de frescos y mosaicos que datan de la Edad Media.

 

El Coliseo desaparecido

Milán tuvo su propio Coliseo, a la altura del de Roma y Capua. Entre Via de Amicis y Conca del Naviglio, se encuentran algunos restos de lo que fue el anfiteatro romano del siglo I d.C. en aquel entonces, ubicado fuera de las murallas de la ciudad.

El anfiteatro llegó a albergar hasta veinte mil espectadores y tenía una fachada de tres pisos más un ático de coronación para una altura total de 38 metros. Su destrucción se produjo en el siglo V, y sus ladrillos se utilizaron para los cimientos de la basílica medieval de San Lorenzo y para las murallas de la ciudad.

 

Piazza Santo Sepolcro

Recientemente se ha encontrado el foro Mediolanum en el sótano de la Biblioteca Ambrosiana y se ha abierto al público, pero sólo en fechas concretas. El Foro representaba el verdadero centro de la antigua Mediolanum, abriéndose, según las costumbres urbanísticas de los romanos, en el punto de encuentro del eje viario principal norte-sur (el cardo, que salía de Porta Ticinese) con el este-oeste (el decumanus, correspondiente al Corso di Porta Romana).

Lo que hoy puede verse en las salas subterráneas de la Ambrosiana es una porción del pavimento de la plaza del Foro, realizado en piedra de Verona, y una sección del pórtico que bordeaba su lado occidental.